Sigues intentando existir,
sin que importen el pasado y sus herencias; sin que importen el futuro y sus querencias. Unas ya no existen y otras quién sabe si lo harán.
Vives en el
presente eterno, mientras nosotros nos despertamos sudorosos en las noches,
preocupados por el futuro, atiborrados por el pasado.
Tu, Animal, vives tan ocupado en el aquí y el ahora, que no tienes tiempo de forjar resquemores ni de maquinar revanchas; y si alguien o algo te ha hecho sentir dolor, pues simplemente no te dejaste matar, tu has salido avante.
Nada ha pasado, ya pasó todo... ahora estamos bien, pues aún estamos vivos. Tú, animal, eres más conciente de ello, en medio de tu inconsciencia; y yo, supuesto pensador, lo pierdo tantas veces ello, pertinaz en mi conciencia.